Otros casos de química legal

Casos de química legal

En esta sección  se describen los detalles sobre Toxicología y Química Forense de casos resonantes que llegaron a la Justicia, algunos se han resuelto y otros aún no. El artículo que presentamos esta vez acerca algunos datos sobre la investigación del caso de Jimena Hernández que contribuyen a entender por qué, lamentablemente, este crimen no ha podido resolverse aún en la Justicia.

 

El caso "Jimena Hernández"

 

por la Dra. Alicia G. Faletti 

Toxicología y Química Legal

 

El día 12 de julio de 1988, a las 18 horas, el cuerpo sin vida de la alumna Jimena Hernández, es encontrado en el natatorio de un centenario colegio católico. Dos meses más tarde el Juez de Instrucción actuante, cierra la causa resolviendo que la niña murió ahogada a pesar de que los pulmones y el estómago de la pequeña víctima, no exhiben ni una sola gota de agua, además de la presencia acusadora de una mancha de semen en la malla con la que fue encontrada sin vida.

Algunos meses después, por la insistencia de la madre de la víctima, la intervención de los medios y gracias al accionar de un abogado que desafió al sistema, el caso se abre nuevamente. Las primeras pericias químico legales realizadas sobre la prenda de la niña se informaron en agosto de 1988 y daban como resultado la presencia de fluido seminal en la misma. A esta conclusión llega el Laboratorio Químico de la Policía Federal, en base a los resultados obtenidos en la determinación de fosfatasa ácida prostática y a la formación de cristales de ioduro de colina (cristales de Florence). Si bien no se hallaron espermatozoides en la muestra, esto no invalida la conclusión de la presencia de fluido seminal.

Normalmente en la investigación de delitos de violación y abuso sexual la búsqueda de semen es de gran importancia ya que éste puede utilizarse como elemento de identificación humana y para descartar sospechosos. Básicamente el espermatozoide es categórico, pero su ausencia no descarta la posibilidad de que el fluido en estudio sea semen. Esto se debe básicamente a que estos elementos figurados se destruyen con cierta facilidad o porque puede tratarse de semen de un individuo oligozoospérmico o azoospérmico (poca cantidad o ausencia de espermatozoides respectivamente). Cabe destacar también la posibilidad de individuos que se practicaron la vasectomía. Hoy se sabe que los espermatozoides proveen la mayoría del DNA en una muestra eyaculada por el hombre pero existe además una pequeña cantidad de DNA proveniente de leucocitos y células epiteliales. Por lo tanto un individuo azoospérmico tendrá en el semen tan sólo un 6% del DNA que tendría un individuo normal. Esta cantidad es suficiente para obtener resultados confiables y concluyentes para ser usados como prueba.

Es así que en Química Forense se han buscado otros marcadores seminales que hasta la fecha son mucho más confiables para la confirmación de la presencia de semen como la enzima "fosfatasa ácida prostática (FAP) y la proteína P-30. Nuestro país fue pionero en el uso de la FAP, y este marcador se viene usando desde los años 70.

Cuando en diciembre de 1988, se hace necesaria una ampliación de la pericia, los químicos legistas intervinientes, entre ellos el Dr. Fernando Cardini como perito de parte e integrante de la Cátedra de Toxicología y Química Legal de la FCEyN, se hallan frente a un rastro de alta complejidad. La cantidad de muestra era pequeña, de vieja data y habían sido sometidas además a variables de degradación como inmersión, lavado, manipuleo incorrecto, contaminación, etc. Por lo tanto los nuevos análisis debían hacerse con metodologías más confiables y acorde a las condiciones a que habían sido sometidas las muestras. Por lo tanto se sometieron muestras testigo (fluido seminal humano en tela similar a la de la víctima) a las mismas condiciones que había sufrido la muestra en cuestión. Esto permitió concluir que el marcador principal seminal aceptado hasta el momento (FAP) podía encontrarse en una malla de esas características, aún después de 45 minutos de inmersión en agua de pileta. Esto confirmó la presencia de fluido seminal en la prenda de la víctima.

La siguiente etapa consiste en la búsqueda de marcadores genéticos que permitan tipificar el fluido encontrado. Se trató de estudiar las isoenzimas polimórficas pero lamentablemente el tiempo transcurrido mostró la inactividad de estas sustancias. A fines de diciembre, se plantea la colaboración de profesionales del exterior para analizar el DNA de la muestra, sin precedentes en la justicia argentina, ya que tan sólo un par de años antes habían comenzado a dar su aporte a la Ciencia Forense primero en Europa y luego en EEUU.

Los antecedentes bibliográficos indicaban que en una mancha seca de origen seminal, preservada bajo determinadas condiciones y en concentración adecuada, las probabilidades de encontrar el patrón genético del emisor eran elevadas. En este caso, la evidencia física hallada en la malla de Jimena, mostraba una baja concentración de fluido, ausencia de espermatozoides, alta contaminación microbiana, exposición prolongada a agentes oxidantes (cloro de la pileta) y comprobada degradación de proteínas y enzimas. A pesar de ello, la Justicia Argentina consideró que bien valía la pena este intento y remitió el escaso material a un laboratorio especializado de EEUU. Lamentablemente ya habían pasado muchos meses desde el homicidio y esto era una importante ventaja para el victimario.

Cabe citar el último párrafo del informe escrito por el Dr. Fernando Cardini presentado en su oportunidad, al juzgado interviniente después de conocer los resultados de los análisis: "….. Es lógico suponer que un resultado positivo hubiera brindado información muy valiosa en la investigación. No olvidemos que el tiempo lo manejamos en un solo sentido y no nos permite hacer los análisis que se podrían haber realizado 6 meses atrás".

Algunos "expertos forenses" sostenían que si no se habían encontrado espermatozoides, esa mancha no era semen. Además aseguraban que el no haber podido obtener un resultado positivo en la búsqueda de un marcador genético, fundamentaba aún más su posición y que el caso no había sido asesinato sino un accidente fatal. A pesar de ellos, la evidencia física indiscutible de la presencia de la FAP y la demostración experimental de que este tipo de material biológico se mantenía a pesar de la inmersión por más de 45 minutos dio lugar a la verificación de la única hipótesis valedera e irrefutable, Jimena había sido asesinada y colocada en la pileta para simular un accidente.

Tal vez la historia hubiera sido otra si el primer Juez de Instrucción, en lugar de desestimar la primera pericia realizada de la prenda, se hubiera planteado otra hipótesis de investigación, además de la indemostrable hipótesis de accidente fatal.

En una investigación criminal deben formularse todas las hipótesis posibles y plantear en base al método científico todos los diseños de experimentos necesarios para validar o refutar cada una de ellas. En este caso, paradigmas como "no hay espermatozoides, no hay semen", el desconocimiento de un correcto manipuleo de las muestras, el desestimar un informe pericial en lugar de cuestionarlo, discutirlo o ampliarlo llevaron al Caso Jimena a quedar en los anales de la Justicia Argentina como un "crimen perfecto".

 

 

La totalidad de los datos y los relatos históricos fueron obtenidos de "Técnicas de Investigación Criminal", del Dr. Fernando Cardini, Editorial Dunken, 2001.

 

 

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