ISSN 1666-7948 www.quimicaviva.qb.fcen.uba.ar |
Progestágenos y cáncer de mama: desarrollo de un modelo experimental
Alfredo A. Molinolo, Investigador de Fundación Sales.
Buenos Aires- e-mail: clanari@dna.uba.ar
Recibido 11 de octubre de 2003/ Aceptado 28 de noviembre de 2003
El término genérico cáncer de mama se refiere a la proliferación
neoplásica maligna originada en el compartimiento epitelial ya sea de
estructuras ductales o lobulares de la glándula mamaria, siendo el más
común, el carcinoma ductal. Este cáncer, según los informes de la
Organización Mundial de la Salud constituye la neoplasia maligna más común
en la mujer en el mundo occidental. Es la segunda causa de muerte por cáncer
en Estados Unidos (1). Su incidencia es similar en Argentina y las tasas de
mortalidad muestran un incremento sostenido.
Etiopatogenia/Factores de riesgo.
La mayoría de los factores epidemiológicos de riesgo del carcinoma mamario
se asocian a una estimulación intensa y/o prolongada por hormonas sexuales
femeninas. Dentro de los factores relacionados con hormonas podemos considerar
los siguientes:
Historia menstrual y reproductiva; menarca temprana, menopausia tardía,
preñez a término tardía y obesidad.
Lactancia: El riesgo se reduce en mujeres premenopáusicas que amamantan, pero
no entre las posmenopáusicas con historia de lactancia (2).
Hormonas exógenas: los estrógenos exógenos, solos o combinados con
progestágenos, elevan el riesgo de cáncer de mama (3). Para los
progestágenos el riesgo relativo estimado fue 1.1 (95% IC,0.99-1.2) para los
contraceptivos orales y 1.09 (95% IC, 0.89-1.2) para los inyectables (4). El
riesgo de cáncer de mama es mayor con el uso de progestágenos combinados con
estrógenos, ya sea en forma secuencial o continua, que con el uso de
estrógenos solos (5). Con anticonceptivos, parece haber un aumento bajo entre
las mujeres jóvenes con consumo prolongado (6). En un meta-análisis de datos
provenientes de 51 estudios epidemiológicos de la relación entre riesgo de
cáncer de mama y terapia de reemplazo estrogénico durante la menopausia se
observó un riesgo aumentado con el uso de la terapia de reemplazo por más de
5 a 10 años (7). Con el fin de disminuir los efectos adversos de estrógenos
en útero se comenzaron tratamientos combinados de estrógenos y
medroxiprogesterona en la terapia hormonal de reemplazo. Los mismos tuvieron
que suspenderse debido al aumento “inesperado” de carcinomas mamarios
(8;9). Modelos de investigación.
1) Tumores inducidos por carcinógenos. Entre los varios modelos que se han
desarrollado podemos mencionar los tumores inducidos por metilnitrosourea
(MNU) y dimetilbenz(a)antraceno (DMBA) en ratas, que son hormono-respondedores
y expresan receptores de estrógenos (RE) (10;11). En ratones tanto el MNU
(12;13) cono el DMBA (14) inducen carcinomas mamarios en animales tratados con
progestágenos aunque los tumores inducidos no son hormono-respondedores.
2) Tumores inducidos por la administración de hormonas. Hay muy pocos modelos
en los cuales la administración de una hormona lleva a la aparición de
carcinomas mamarios. Entre ellos podemos citar al modelo desarrollado en
nuestro laboratorio usando progestágenos y al modelo de la cepa ACI de rata
en la cual aparecen carcinomas mamarios por administración de estrógenos
(15).
3) Tumores asociados a virus oncogénicos. Las cepas endocriadas de ratones
como C3H, poseen alta incidencia de tumores mamarios, debido esencialmente a
la presencia del retrovirus MMTV (Mouse Mammary Tumor Virus). Los tumores
desarrollados por estas cepas suelen ser lobulillares y en general no expresan
RE y de progesterona (RP), razón por la cual actualmente no se los considera
un modelo óptimo para el estudio de los carcinomas mamarios humanos. Las
cepas europeas como la GR, y la variante BALB/c recientemente generada en la
Academia Nacional de Medicina (16) generan tumores que expresan RE y RP, pero,
a diferencia de los humanos, son dependientes de preñez (17). El poliomavirus
se ha utilizado para el desarrollo de carcinomas mamarios ductales en ratones
adultos inmunosuprimidos o en neonatos normales (18).
4) Implantes tumorales humanos en animales de laboratorio. Para estos estudios
se utilizan ratones atímicos o “nude” (nu/nu), para prevenir el rechazo
de los tejidos tumorales humanos o de líneas celulares derivadas de tumores.
Las condiciones de cría y cuidado de estos animales son extremadamente
costosas.
5) Ratones genéticamente modificados. La investigación con animales transgénicos o knock-out (organismos con una supresión específica de un gen) permite una integración completa del órgano en estudio y sus distintos tipos celulares con el status hormonal y fisiológico del animal. En los últimos quince años, su utilización en el estudio de cáncer de mama humano ha sido documentada en más de cien artículos (19). Podemos citar, entre otros, a ratones modificados en los oncogenes c-myc, v-Ha-ras, c-neu, wnt-1, los genes supresores de tumores p53, BRCA 1 y BRCA 2, y genes de la maquinaria celular como el gen de la ciclina D1. Para lograr especificidad tisular, algunos genes se encuentran bajo el control del promotor de MMTV. Es un excelente modelo in vivo, pero en muchos casos surgen tumores en otros tejidos, no se desarrollaron tumores de mama (como los ratones BRCA 1 +/- y BRCA 2 +/-) o los tumores generados resultaron morfológicamente distintos a los tumores de mama humanos (20).
6) Líneas celulares. Las líneas celulares son valiosos modelos a la hora de
analizar ciertos aspectos de la biología celular del cáncer de mama. Sin
embargo, células transformadas aisladas creciendo en un frasco de cultivo
están sometidas a estímulos distintos a los de células in vivo y esto debe
ser tenido en cuenta a la hora de la interpretación de los resultados y al
extraer conclusiones. Carecen, entre otros factores, de una verdadera
interacción epitelio, estroma y matriz, estructura tisular, respuesta inmune
del huésped, exposición a hormonas y a factores ambientales, etc.; y,
consecuentemente, pueden diferir del tumor que les dio origen. No obstante, la
homogeneidad, reproducibilidad y manipulación ex profeso de las condiciones
de cultivo hacen de las líneas celulares buenas herramientas de
investigación.
Desde que Lasfargues desarrollara la primera línea celular humana de cáncer
de mama en 1958 (21), se han establecido muchas líneas celulares. La línea
celular de cáncer de mama por antonomasia es la MCF-7, desarrollada en 1973 a
partir de un derrame pleural de un carcinoma de mama humano (22). Además de
la MCF-7, las líneas celulares más utilizadas son la T-47D (23) y la ZR-75-1
(24). En los últimos años se han desarrollado nuevas líneas celulares,
entre ellas se encuentran las recientemente desarrolladas por la Dra Isabel
Lüthy (Journal of Cell Physiol, en prensa). Un problema vinculado a la
investigación con las líneas celulares humanas inoculadas en ratones
inmunosuprimidos es que no desarrollan metástasis, a diferencia de los
xenotransplantes de tumores humanos (25).
Se han establecido pocas líneas celulares de ratón, la mayoría de las
cuales no expresan RE y RP. Entre ellas, podemos citar a la línea BALB/c-MC
(26) y MG1361 (27). En la Argentina se han establecido varias líneas
celulares de ratón, como la LM3 y la LMM3 (28), la LM2 (29) y las
desarrolladas en nuestro laboratorio que sí expresan receptores hormonales
(30).
Inducción de carcinomas mamarios por MPA.
En el año 1985 desarrollamos el modelo de inducción de carcinomas mamarios
murinos por MPA. Se inocularon ratones hembra BALB/c de dos meses de edad
(Bioterio de la Academia Nacional de Medicina) cada tres meses con 40 mg de
MPA de depósito (depot) sc en el flanco. Los ratones desarrollaron carcinomas
mamarios con una incidencia actuarial de 80% y una latencia de aparición de
52 semanas (31). Como rasgos llamativos de autopsia se observaron hiperplasias
glándulo-quísticas y deciduomas uterinos e hipertrofia de las glándulas
salivales. En estudios de montajes de glándulas mamarias completas se
observaron distorsiones en la arquitectura y grosor de los conductos además
de hiperplasia paraductal. Posteriormente en otro esquema de administración
usando implantación de pellets de 40 mg con reposición a los seis meses, la
incidencia de carcinomas mamarios también fue alta y de histología casi
única ductal (32). Como se describirá más adelante, la misma cantidad de
progesterona indujo también tumores de mama pero de histología lobulillar.
Receptores hormonales.
Se encontraron RE y RP en todos los carcinomas mamarios ductales (33;34),
llegando a valores mayores de 1000 fmoles / mg de proteína para RP y valores
de más de 500 fmoles / mg de proteína para RE. El valor de Kd para RP fue
del rango de 5-7 nM y para RE: 0.8-10 nM. En todos los tumores estudiados se
expresó receptor de prolactina con valores similares a los obtenidos de
tumores provenientes de hembras BALB/c multíparas que se utilizaron como
controles (Kd: 0.32 nM, rango: 6-27 fmoles / mg de proteína, n=7). Sólo se
detectaron receptores de factor de crecimiento epidérmico (R-EGF) en muy
bajas cantidades y en algunos casos no fue detectable. Estos receptores se
expresaron altamente en tumores lobulillares mamarios también inducidos por
MPA o en los tumores de hembras multíparas usadas como control.
Posteriormente encontramos dos sitios receptores de RP por técnicas de unión
al ligando, el clásicamente descripto y uno de muy alta afinidad y poca
capacidad, ambos desplazables por antiprogestágenos (35).
Dependencia hormonal.
Los tumores se transplantaron con un trocar en el flanco derecho (s.c.) de
hembras vírgenes BALB/c. Simultáneamente, los animales recibieron MPA (s.c.)
depot (20 mg) en el flanco izquierdo. En todos los pasajes se dejó un animal
sin tratamiento como control. Todos los adenocarcinomas mamarios ductales que
expresaban receptores hormonales crecieron en ratones tratados con MPA y en
los animales sin tratar sólo crecieron luego de dos meses de inoculado el
tumor. Para el pasaje siguiente se utilizaron los tumores que crecían en los
animales tratados con MPA (36).
Los tumores crecieron muy lentamente luego de dos meses si eran transplantados
en ratones sin MPA y luego de 6-8 meses en ratones ovariectomizados (ovx)
(36). Los tumores no crecieron en animales ovx y adrenalectomizados (adx)
(37). Por otro lado, los tumores crecieron luego de una semana tanto en
ratones tratados con MPA o Pg. El crecimiento tumoral se retrasó en animales
ovx tratados con MPA comparado con animales tratados con MPA pero no ovx. Un
tumor PD es definido como tal cuando crece en animales tratados con MPA y muy
poco, seguido de regresión, en animales sin tratar durante los primeros dos
meses de haber sido inoculado.
Modulación de la incidencia tumoral.
Se investigó la habilidad del MPA de inducir tumores mamarios en animales ovx
y sialoadenectomizados (sdx) (sin glándulas salivales). Se observó una
disminución significativa de la incidencia tumoral mamaria en ambos casos
(34). Los tumores que crecieron, mostraron los mismos patrones histológicos y
biológicos que los tumores inducidos en hembras intactas. Estudios
histológicos mostraron que las glándulas mamarias eran hipoplásicas en
animales ovx y sdx sugiriendo que las hormonas ováricas y el EGF de la
glándula salival podrían favorecer la carcinogénesis inducida por MPA. El
hecho de que la administración exógena de EGF aumentó la hiperplasia
inducida por MPA en la glándula mamaria de ratones sdx sugiere que ambos
factores podrían coactuar para inducir tumores mamarios (38). Se encontraron
niveles altos de EGF sérico en animales tratados con MPA, mientras que
niveles similares a los controles se encontraron en los animales sdx y
tratados con MPA.
MPA en otras cepas de ratones.
Investigamos si el MPA es capaz de inducir tumores mamarios en otras cepas de
ratones. Para esto utilizamos el mismo protocolo usado para inducir tumores
mamarios en ratones BALB/c. Con la cepa C57/Bl el experimento no se pudo
concluir debido a las ulceraciones en la piel observadas principalmente en los
ratones tratados con MPA, pero que también se observaron en ratones controles
mayores de 7-8 meses. Durante este período no aparecieron tumores mamarios.
En el momento actual se están repitiendo estos experimentos no detectándose
tumores luego de un año de tratamiento. En los ratones C3H, se observó un
aumento de la incidencia tumoral en los ratones tratados con MPA, aunque
marginalmente significativo, ya que en hembras no tratadas ya se observa una
alta incidencia de tumores mamarios. Los tumores inducidos por MPA fueron
histológica y biológicamente idénticos a los tumores espontáneos
observados en esta cepa (36). Estos resultados sugieren que la cepa BALB/c es
especialmente adecuada para estudiar carcinogénesis inducida por MPA.
Progesterona vs MPA.
La administración de Pg a ratones hembra BALB/c también indujo
adenocarcinomas mamarios (32). La mayoría de los tumores fueron de tipo
lobulillar precedidos por lesiones preneoplásicas lobulillares,
morfológicamente diferentes de aquellos inducidos por MPA. Solo se observaron
2/9 tumores ductales mamarios.
Variantes hormono-independientes.
Ocasionalmente, algunos tumores PD comienzan a crecer en ratones no tratados.
En estos casos, surge una nueva variante PI que es mantenida por transplantes
en ratones no tratados. Para continuar con la línea parental (PD) se utilizan
células de pasajes anteriores. Los tumores progestágeno independientes (PI)
ductales expresan, al igual que sus parentales, altos niveles de RE y RP y
bajos niveles de R-EGF. En contraste a los tumores PI lobulillares que no
expresan RE y RP pero sí tienen altos niveles de R-EGF. Los tumores ductales
de crecimiento PI pueden ser inhibidos por E2, y/ó antiprogestágenos
mifepristona (RU 486) y onapristona (ZK 299) mientras que la flutamida (Flu,
antiandrógeno) no altera el crecimiento tumoral. Estos resultados sugieren
que los receptores esteroides aún siguen participando en el crecimiento
tumoral PI. El tamoxifeno fue inhibitorio del crecimiento tumoral aunque no se
observó regresión tumoral comparable a la de estrógenos o
antiprogestágenos (39). El raloxifeno por otra parte no ejerció efectos
inhibitorios del crecimiento tumoral. Existen sin embargo variantes que se
vuelven resistentes al tratamiento hormonal y las llamamos tumores
progestágeno independientes no respondedores (40).
Estudios de expresión de RP por Western blots (WB) e
inmunohistoquímica.
Se demostró la presencia de ambas isoformas de RP, la A y la B, en todos los
tumores PD y PI respondedores sin encontrarse diferencias algunas entre ambos
tipos de tumores, y una banda inmunoreactiva de 78kDa también observada en
carcinomas de mama humanos y de perros cuya función no se conoce. Bandas de
peso molecular aproximado de 100 kDa compatibles con la observada por el grupo
de Price (41) para RP de membrana también fueron observadas en muestras de
extractos totales. Los tumores no respondedores por otro lado mostraron una
significativa baja expresión de bandas. Sin embargo, por inmunohistoquímica
usando tres anticuerpos diferentes todos los tumores mostraron alta expresión
nuclear de RP (40). Curiosamente tampoco encontramos diferencias en el WB
cuando se estudian RP fosforilados en ser294. Todos son igualmente
inmunoreactivos. Estos resultados sugieren que los tumores PD y PI
respondedores no difieren en cuanto a la expresión de RP, en cambio los no
respondedores tendrían RP modificados por lo cual son reconocidos por algunas
técnicas y no por otras. Resultados prelimares del laboratorio sugieren que
siguen siendo funcionales, ya que el bloqueo de los mismos con técnicas “antisentido”
inhibió la proliferación celular. Todos los tumores expresan RE alfa
por WB sin determinar hasta ahora patrones de expresión en los distintos
tumores. No se abordaron estudios de inmunohistoquímica para evaluar la
presencia de receptores para glucocorticoides o de andrógenos. Los estudios
de binding y de respuesta hormonal sugieren que no participarían en la
proliferación celular.
Cultivos primarios.
Para evaluar la acción hormonal directa, se puso a punto una técnica para
realizar cultivos primarios de una línea tumoral PD: C4-HD (42). Se
obtuvieron cultivos enriquecidos de células epiteliales y de células
estromales. Las células epiteliales se reinocularon en ratones BALB/c para
evaluar la hormono-dependencia in vivo. Esta nueva línea se llamó CC4-HD y
se observó un patrón de crecimiento similar entre las dos líneas tumorales.
Pudimos demostrar que in vitro en las células epiteliales:
a) El MPA estimuló el crecimiento sólo de células epiteliales
(citoqueratina positivas). La máxima proliferación se observó tratando a
las células con MPA 10 nM (42).
b) Se obtuvo el mismo resultado tratando a las células con Pg (42).
c) El crecimiento celular se estimuló con concentraciones 100 veces mayores
de DHT y dexametasona que de MPA (42).
d) E2 inhibió el crecimiento celular en concentraciones mayores de 0.1 nM
(39;42).
e) Tanto E2 como los antiestrógenos tamoxifeno e ICI 182.780 y los
antiprogestágenos RU 486 y ZK 299 inhibieron la proliferación celular
inducida por MPA (39;42;43).
f) El raloxifeno por otra parte potenció la estimulación inducida por MPA
(39).
g) De los factores de crecimiento ensayados: EGF, IGF 1, IGF II, aFGF, bFGF y
TGFß1-3, sólo los FGFs indujeron efectos proliferativos en las células
epiteliales mientras que los TGFßs fueron inhibitorios (38;43-45).h) Otros
autores demostraron efectos proliferativos con Heregulina y TNF alpha (46).
i) Tratamiento con oligonucleótidos antisentido de RP y antiprogestágenos
inhiben la proliferación celular inducida tanto por progestágenos como por
FGFs sugiriendo un cross talk entre ambas vías proliferativas. Esta
inhibición es específica de las células tumorales (43).
j) Tratamiento con oligonucleótidos antisentido de R-IGF 1 inhibe la
proliferación celular (44) pero de manera no específica ya que el mismo
efecto se observa en cultivos de fibroblastos estromales estimulados con
factores de crecimiento como el EGF.
En cultivos de fibroblastos estromales se demostró que en condiciones
experimentales de quiesencia, todos los factores de crecimiento mencionados
anteriormente estimularon la proliferación celular. Por otro lado las
hormonas esteroideas usadas o los antagonistas hormonales no afectaron la
proliferación celular. Solamente el RU 486 ejerció pequeños efectos
proliferativos, posiblemente por su efecto antiglucocorticoide. El co-cultivo
de células epiteliales y fibroblastoides produce un incremento notable en la
proliferación celular. Los mecanismos asociados a esta interacción se están
estudiando actualmente. Por otra parte cuando suero obtenido de ratones
ovariectomizados y tratados con MPA se utilizó en los experimentos en lugar
de suero fetal bovino, demostramos que factores séricos inducidos por MPA
estaban potenciando el efecto proliferativo por MPA, sugiriendo que este
progestágeno puede actuar junto con otros factores o haciendo a las células
más sensibles a el MPA (43).
Desarrollo de líneas celulares.
Para completar un modelo experimental nos pareció de suma importancia
desarrollar líneas celulares de nuestros tumores experimentales. En un
principio el objetivo era tener líneas que se comportaran de manera similar a
los cultivos primarios para poder manipular genes mediante transfecciones y
otro tipo de herramientas moleculares. Hemos logrado desarrollar cinco líneas
celulares a partir del tumor PD CC4-HD, llamadas MC4-L1 hasta MC4-L5
respectivamente y dos líneas derivadas del tumor PI respondedor C7-2-HI.
Estas líneas representan las primeras desarrolladas en cáncer de mama murino
que expresan receptores hormonales y por lo tanto pueden ser reguladas por
hormonas. Cada línea presenta alguna particularidad. Pudimos observar que las
líneas de morfología epitelioide son muy poco respondedoras in vitro a
diferencia de las de morfología más fibroblastoide. Por otra parte in vivo
el comportamiento es opuesto, las respondedoras in vitro no responden in vivo
(30). Las líneas fibroblastoides son menos respondedoras al TGFß. Lo más
llamativo resulta que los estrógenos, que eran las hormonas inhibitorias por
excelencia, en nuestro modelo experimental estimulan el crecimiento in vitro.
Los mecanismos de esta diferencia de respuesta no se conocen.
El modelo MPA como modelo experimental
Desde el punto de vista global este modelo tiene la ventaja que permite el
estudio de los procesos de carcinogénesis de la glándula mamaria. Estos
experimentos llevan mucho tiempo y deben realizarse con un número grande de
animales pero tienen la ventaja que se evalúa la aparición de un tumor en el
contexto de un organismo “enfermo”. En este sentido cabe destacarse no
sólo el efecto protector de la ovariectomía sino también el de la
sialoadenectomía sobre la incidencia de carcinomas mamarios. El hecho de que
los tumores son transplantables y progestágeno-dependientes pero que hayan
dado origen a variantes hormono-independientes respondedoras o no al
tratamiento hormonal permite por un lado el estudio de los mecanismos
asociados a la respuesta proliferativa a hormonas y por otro lado el estudio
de los mecanismos involucrados en la transición a la autonomía y resistencia
hormonal. Este es uno de los pocos modelos in vivo para este tipo de estudios
que son de suma importancia dado que es la problemática más importante no
resuelta en cáncer de mama humano.
La posibilidad de contar con cultivos primarios de estroma de los distintos
tumores permite el abordaje del estudio de las relaciones parénquima-estroma
tumoral.
Por último, si bien el objetivo de desarrollar líneas celulares con la misma
respuesta hormonal que los tumores originales no fue lograda ya que en las
líneas celulares las respuestas son diferentes, por ejemplo son estimulables
por E2, nos hace replantear cómo habrán sido los tumores de las pacientes
cuyas líneas celulares establecidas también son estimulables por E2. Además
las líneas son muy útiles para estudios de mecanismos particulares y se
están usando, como por ejemplo por el Dr Benard de Canadá, para el
desarrollo de técnicas de tomografía para detectar metástasis a distancia
usando moléculas fluoresceinadas que se unen a receptores estrogénicos.
Como modelo de cáncer humano creemos que este modelo reúne las
características más importantes del cáncer humano: histología ductal,
capacidad metastásica, transición por distintos estadíos de
hormono-dependencia, expresión de receptores hormonales, y respuesta al
tamoxifeno.
Como enseñanza mayor nos deja la idea de que aún un tumor con p53 mutado
(resultados no publicados) y sobre expresión de c-erbB2 (46), dos de los
genes involucrados en cáncer de mama humano (y los únicos explorados) es
capaz de desaparecer casi completamente si encontramos la llave apropiada, en
este caso el receptor de progesterona. Por lo tanto el único camino plausible
para controlar la enfermedad será el conocimiento de los mecanismos
subyacentes en el control de la proliferación tisular.
Si se tiene en cuenta que recientemente dos estudios realizados en mujeres
postmenopáusicas con terapia de reemplazo hormonal combinada revelaron un
aumento de cáncer de mama en mujeres bajo tratamiento combinado con MPA,
cuyos resultados muchos autores tienden a minimizar, algunos investigadores
recomendaríamos la lectura del manual de la IARC de la última reunión
científica en Lyon donde el MPA pasó de la categoría de no demostrada
actividad carcinogénica a compuesto con demostrada actividad carcinogénica
en animales de laboratorio (4).
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