Tu olor me dice cosas...

El efecto del sudor masculino sobre las mujeres.

13/6/03                                                    por Julia Pettinari   

                                                        E-mail: jul@qb.fcen.uba.ar

Cuando oímos hablar de feromonas nos vienen a la mente imágenes tales como una polilla,  sensando con sus peludas antenas la señal emitida por un miembro del sexo opuesto,  buscando pareja en una noche en el campo. En general no se nos ocurre que nosotros, seres racionales y bastante alejados de la vida en las cavernas, sigamos sujetos al influjo de las señales químicas producidas por nuestros congéneres. Sin embargo, varios estudios indican que la interacción entre seres humanos puede alterar las hormonas reproductivas, sugiriendo la presencia de feromonas, sustancias químicas que afectan nuestro cerebro, y por lo tanto nuestro comportamiento y fisiología, sin que nos demos cuenta. Se denominan feromonas a las señales químicas emitidas por un animal que pueden causar cambios en el comportamiento o la fisiología de otro individuo de la misma especie. Se sabe, por ejemplo, que cuando varias mujeres conviven en un mismo ambiente durante un tiempo, sus ciclos menstruales se sincronizan.

¿Cuáles son las señales que producen esta sincronización?

En los años 80 se encontraron evidencias sugiriendo que estas señales están presentes en las secreciones axilares tanto de hombres como de mujeres. Nuestras secreciones axilares podrían informar a las personas que nos rodean acerca de nuestro estado emocional.

En un trabajo publicado recientemente en Biology of Reproduction, investigadores de la universidad de Pennsylvania liderados por el Dr. George Preti analizaron el efecto de secreciones axilares masculinas sobre los niveles séricos de la hormona luteinizante (LH) y sobre el estado emocional de mujeres voluntarias (1).

Los estímulos externos, tales como las señales químicas producidas por otros miembros de la misma especie, parecen alterar las funciones reproductivas en los mamíferos, afectando la generación de la hormona liberadora de gonadotrofina (GnRH) en el hipotálamo. En las mujeres, la GnRH afecta el comienzo y la duración de los ciclos menstruales a través de su influencia positiva sobre la LH. La concentración de LH en la sangre aumenta y disminuye en forma de pulsos. La frecuencia de estos pulsos, así como el nivel máximo de hormona, varía a lo largo del ciclo menstrual. Estos aumentan durante la primera fase del ciclo,  hasta que se produce la ovulación, y luego disminuyen hacia el final del ciclo. 

Los investigadores pensaron que una feromona masculina podría causar las alteraciones en el comienzo y la duración del ciclo menstrual induciendo cambios en la hormona luteinizante de las mujeres, de una manera similar a la observada en hembras de otras especies de mamíferos.

Para probar esta hipótesis, colocaron durante varias horas extractos de secreciones axilares masculinas bajo la nariz de voluntarias, a las que les tomaron muestras de sangre a intervalos regulares para medir los niveles de LH. Además de medir los niveles de la hormona, se las interrogó acerca de sus estados de ánimo. Las voluntarias no supieron qué tenían bajo sus narices durante el experimento, pues el extracto contenía una fragancia desodorante que enmascaraba (¡por suerte!) su olor natural.  

Los resultados de este estudio demostraron que la aplicación de los extractos axilares causan una disminución significativa en el intervalo entre los pulsos de LH, y un aumento en la intensidad de los mismos. Además, las mujeres que recibieron el extracto manifestaron sentirse menos tensas y más relajadas durante la exposición, comparadas con el grupo de mujeres control.

Aunque vivimos en un mundo sofisticado donde parecería que nuestros instintos tienen poco espacio para manifestarse, nuestra biología sigue siendo similar a la de nuestros ancestros. Tal vez en la época de las cavernas, el tiempo que podían compartir hombres y mujeres, atareados en la búsqueda de alimentos, era limitado. Al regular su fertilidad cuando se hallaban en la cercanía de una posible pareja, las mujeres aumentarían sus probabilidades de reproducirse. El efecto relajante también podría analizarse desde este punto de vista, ya que una mujer relajada estaría en mejores condiciones emocionales para relacionarse con un hombre.

Debido a sus efectos sobre el ciclo menstrual, los compuestos presentes en los extractos axilares masculinos o sus derivados podrían algún día ser usados como drogas para aumentar la fertilidad.

La frase: "los chicos vienen con un pan debajo del brazo" podría pasar a convertirse en "los hombres vienen con un bebé debajo del brazo".       

  

Referencias

1.       Preti, G. et al. Male axillary extracts contain pheromones that affect pulsatile secretion of luteinizing hormone and mood in women recipients. Biology of Reproduction, 68, 2107 - 2103, (2003).

 

 

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Un sitio donde encontrar más información sobre el tema:

      http://www.senseofsmell.org/resources/article_c.asp


   Novedades Revista QuimicaViva.  Junio de 2003
      http://www.quimicaviva.qb.fcen.uba.ar