ISSN 1666-7948
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Revista QuímicaViva
Número 3, año 3, septiembre 2004
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Entrevista con la Dra. Regina Wigdorovitz de Wikinski

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Regina Wigdorovitz de Wikinski,  Profesora Titular Emérita de la UBA es la actual Decana  de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires. Casada, madre de dos hijas profesionales y abuela, recibió a QV en su cálido despacho del Decanato donde se desarrolló la entrevista.

 

––¿Dónde realizó sus estudios secundarios y universitarios? ¿Cómo se despertó su vocación por la Bioquímica?

––Yo cursé la escuela secundaria en el Liceo Nº 2, de la Capital Federal. Como era buena alumna, no podía saber si me gustaba mucho más una materia que otra. Sin embargo, mientras cursaba se despertó mi vocación por la Bioquímica. En esa época había que ser Farmacéutico para ser Bioquímico, así que estudié primero Farmacia y después Bioquímica. Antes de ingresar a la Facultad se me presentó la alternativa de estudiar Química o Bioquímica pero, posiblemente debido a la influencia de mi familia, que pensaba que era bueno tener una profesión liberal, me recibí de Farmacéutica.  Hay que ubicarse también en el año 1947, todavía no había un sistema científico desarrollado. Sin embargo, yo tenía una prima que estudiaba la Licenciatura en Química y otra que era investigadora en Biofísica en Rosario, siendo Bioquímica.

 

––¿Ud. empezó los estudios en el 48, en esta Facultad?

––Sí, pero la Facultad  todavía dependía de la Facultad de Ciencias Médicas. Volviendo a mi vocación, la elección entre la Biología y la Química, muchas veces dependía, en gran medida, de los profesores que nos enseñaban. Su influencia ha sido y es fundamental. Por eso es tan importante que la enseñanza media mejore, porque no solamente se necesita que los alumnos aprendan sino que tengan una orientación desde jóvenes.

Junto  con profesores de Odontología y  Fonoaudiología y la Secretaría Académica de la Universidad  hicimos un trabajo para conocer cómo se despertaban las vocaciones.  Fue un proyecto muy bien pensado porque tuvimos referentes claves y además, realizamos entrevistas prolongadas, conocimos historias de vida. Si  puedo decir algo esencial como resultado de dicho trabajo es que las vocaciones se despiertan en la escuela secundaria, durante los últimos años, e influyen muchísimo los profesores, sus personalidades, su entusiasmo y su pasión.  En muchos casos  en la carrera de Bioquímica se encuentra gente que no sabe bien si le gusta Medicina o Bioquímica.

 

––¿Cómo compatibilizó su carrera con la vida de familia?

––Yo he tenido una familia muy contenedora. Nos conocimos con mi esposo siendo estudiantes. Nuestra relación se basó en el respeto mutuo, estudiábamos juntos y luego  trabajamos juntos, aunque al principio investigábamos en los mismos temas y formamos un grupo de investigación.

 

––¿Él siempre se dedicó a la investigación?

––No, él es Anestesiólogo e hizo su carrera primero como Médico Clínico y después hizo un postgrado en Anestesiología. Hizo su tesis de doctorado después que yo me había recibido de Bioquímica. Los dos estábamos en condiciones de estudiar el mecanismo de acción de agentes anestésicos. Fundamentalmente de anestésicos locales, así que todos mis primeros trabajos, fueron el estudio de mecanismos de acción de anestésicos locales y formamos un equipo con otro amigo nuestro que después se fue a Estados Unidos y fue Profesor Titular allá. No es mi tema actual, pero en esa época era la forma de iniciarnos en la investigación, a la que nos dedicábamos con toda nuestra pasión e interés. Por eso pudimos publicar  en el exterior. Mientras estudiaba Bioquímica, trabajaba en una Farmacia, después tuvimos una Farmacia con mi papá, pero cuando me recibí de Bioquímica la cerramos.

Retomando la importancia del núcleo familiar, mi papá y  mi mamá  nos ayudaron con las nenas y además había posibilidad de tener una persona de ayuda en la casa.

 

––¿Entonces fue un trabajo familiar?

–– Tanto que cuando sacamos un premio de la Academia Nacional de Medicina, nuestra hija mayor nos mandó un ramo de flores con una tarjetita que decía: “La procaína, Mariana y yo crecimos juntas”. Yo creo que de todas maneras, las mujeres tienen un período  que yo no llamaría de atraso, porque después desde el punto de vista personal es muy rico, pero en la carrera de las mujeres habría que considerar que debe haber unos cinco años que no son tan productivos y depende de la cantidad de hijos que uno tenga.

 

¾¿Estuvo trabajando en Venezuela?

¾ Sí, desde 1977 al año 85. Trabajé en la Universidad Central de Venezuela en la Facultad de Medicina en la Cátedra de Fisiopatología que está situada en el Instituto de Medicina Experimental. Es uno de los mayores lugares de investigación en Venezuela junto con el IVIC.

 

¾Mejor sería que procedamos en orden, usted comenzó a trabajar como Ayudante de primera, luego...

¾Efectivamente, cuando me recibí comencé a trabajar como Ayudante de primera en la Cátedra de Análisis Clínicos. Fui a la Cátedra para poder hacer un trabajo de investigación sobre el metabolismo de anestésicos porque el Profesor, que era un discípulo de Marenzi, tenía buenos antecedentes en investigación. Cuando lo conocí,  le conté cuáles eran los problemas del mecanismo de acción de los anestésicos tomando como modelo la procaína y como él había trabajado en una molécula similar, las sulfamidas, se interesó en la propuesta.

 

¾¿Entonces ahí ya estaba trabajando con la procaína?

¾Sí,  tuve una beca de la UBA para ese trabajo en 1961. En relación con la investigación, al terminar la carrera comencé a pensar en términos bioquímicos, acerca de los mecanismos de acción de anestésicos locales. En esa época, en la Argentina se usaba muchísimo la procaína, no como anestésico local sino como anestésico general. Esta práctica había surgido porque durante la segunda guerra mundial no llegaban gases anestésicos a nuestro país. De modo que se había desarrollado una forma de anestesiar que era la procaína por inyección intravenosa, por eso si nosotros no hubiéramos averiguado  el mecanismo no lo habría hecho nadie.

 

¾¿Cómo fue ese período inicial?

¾Hasta el año 67 seguí trabajando con la procaína, lidocaína y otros relajantes musculares. Yo inventé el método de determinación de procaína, en presencia de ácido de para-amino-benzoico, que es su metabolito y lo utilizamos muchísimo. En 1967 comencé a trabajar en lípidos y arteriosclerosis.

 

¾¿Cómo eran los sueldos?

¾Mis ingresos como Ayudante nunca fueron demasiado significativos, pero mi marido era médico y como tal teníamos un buen pasar. Al principio, cuando era Farmacéutica, yo ganaba más que mi marido, pero después dejé la Farmacia y empecé a trabajar como Ayudante. Mi esposo era el Anestesista de Ricardo Finochietto, trabajaba en el Hospital Rawson y el ingreso de la familia era excelente.

Luego fui Jefe de Trabajos Prácticos y en el año 1972 Profesora Adjunta por concurso.

 

¾¿Cuándo volvió de Venezuela qué cargo tenía acá?

¾Primero fui Profesora Asociada, ni bien llegué, y en cuanto se abrió el concurso me presenté a Titular. Eran concursos donde el nivel no estaba previsto, lo daba el jurado.

Acá en la Facultad estaba el Dr. Lugones como Decano y él consideraba que era mejor esa forma.

 

¾¿Cuál  es el nombre de la Cátedra?

¾Análisis Clínicos I, que comprende varias especialidades entre las cuales hay un área de Química Clínica,  yo concursé en esa área  Cuando me jubilé era titular de la Cátedra, yo era la única Profesora Titular en ese momento y también fui Directora del Departamento a partir del año 1986.

 

¾¿Cuánto tiempo permaneció en el cargo de jefe de Departamento?

¾Un total de nueve años porque primero me había elegido el Consejo Directivo, después establecimos un sistema de elección por pares, así que me eligieron una vez y me reeligieron la única vez que me podían reelegir, cada período duraba tres años. Ser Directora del departamento fue un trabajo sumamente comprometido porque había que llevar adelante las relaciones con el Hospital de Clínicas. Si tuviera que destacar algo de la tarea realizada fue el reforzar la integración del Departamento de Bioquímica Clínica con la Facultad. Cuando volví, el Departamento de Análisis Clínicos que está en el Hospital de Clínicas, estaba formado por dos Cátedras, ahora son tres. El Departamento está a cargo del Laboratorio del Hospital, desde fines de la década del 60. A fines de esa década yo fui parte del movimiento de traslado, y luchamos para eso. Una vez que nuestras cátedras se trasladaron al  Hospital de Clínicas y se hicieron cargo del Laboratorio, hubo una segunda etapa, una etapa muy importante porque cada Cátedra de Medicina del Hospital, tenía un laboratorio, los laboratorios eran chiquitos, eran pobres, tenían poca gente y  pocos aparatos. En esa época cuando Guillermo Jaim  Etcheverry  fue Decano, se trató de hacer una modificación importante. Él me pidió que me hiciera cargo de una Comisión para evaluar la situación de los  Servicios Centrales entre los cuales estaban el Laboratorio y  Anatomía Patológica. Trabajé mucho como Presidente de la Comisión. Una de los trabajos  que hicimos fue desarmar los laboratorios periféricos y hacer un gran laboratorio central muy bien equipado, porque ya veníamos equipados por el BID, cuando el Hospital de Clínicas se puso en funcionamiento.

 

¾¿Es un laboratorio grande?

¾Sí.  Tiene quince secciones, allí también se hace docencia  e investigación. En la actualidad hay  catorce profesores. La Química Clínica es una de las grandes especialidades troncales dentro de la Bioquímica, por eso desde el principio yo vine  haciendo trabajo de investigación, de docencia y de asistencia. En mi sector,  se pensó siempre en un continuo, entre la investigación básica, la aplicada y la aplicación a la clínica. Antes de la reforma, los laboratorios periféricos estaban todos dispersos y dependían del Profesor Titular de Medicina. Los Bioquímicos estaban siempre en función secundaria y lo que nosotros hicimos fue absorber a los Bioquímicos. A nosotros nos preguntaron si los queríamos, y dijimos que sí, pero no a todos, porque sabíamos que había algunos que eran muy útiles para investigaciones puntuales.

 

¾¿Toda la gente que trabaja en este laboratorio es dependiente de Farmacia y Bioquímica?

¾ No, en parte depende del Hospital, son cargos del Hospital, y en parte depende de la Facultad, en realidad desde el punto de vista funcional en su trabajo, depende de la Facultad, pero hay reglas asistenciales que todos deben respetar en el Hospital.

 

¾¿Qué opina del trabajo intergrupos?

 ¾Si uno como Director hace bien el trabajo, la gente se independiza, pero yo creo que los grupos de investigación tienen que seguir unidos, que la gente que tiene temas semejantes y proyectos en común tiene que reunirse y se debe trabajar en conjunto porque la riqueza de la interacción es algo que no se debe perder. El Departamento de Bioquímica Clínica, por su propia naturaleza, tiene nueve grupos de investigación y por lo tanto hay trabajos que son intergrupos. En general yo creo que la gente primero trata de desarrollarse en una dimensión, en un área y cuando se siente bastante madura, entonces empieza a interactuar, no sé si eso es bueno, habría que pensarlo.

 

¾¿Qué ideas influyeron para que comenzara a participar en la política Universitaria?

¾La razón  que me ayudó a decidirme fue precisamente que yo venía de un Departamento al que encontré, a mi vuelta de Venezuela, un poco alejado de la Facultad y cuando me nombraron Consejera, me di cuenta que el trabajo que se debía hacer era integrarlo a la Facultad. Antes de mi vuelta, yo había recibido un pedido de parte del Dr. Paladini para que propusiera una reforma departamental. Me puse a trabajar en el proyecto en Venezuela, y estaba en contacto con mis colegas continuamente.

 

¾¿Cómo fue su carrera hacia el Decanato?

¾Como dije antes fui Consejera del 90-94 y  luego Vicedecana desde 1992 hasta 1994 porque falleció la Vicedecana en ejercicio, entonces me eligieron para ocupar ese cargo vacante. Luego me reeligieron en 1994-1998.

 

¾¿Cómo resulta ser Decana?

¾Es una posición muy compleja porque el Decano no es un funcionario público, es un funcionario electo por un periodo determinado que tiene muchas responsabilidades y menos poderes de lo que la gente cree.

 

¾ Ahora pasemos a otra fase, ¿actualmente está investigando?

¾Sí, absolutamente. Desde que empecé con las lipoproteínas seguí trabajando permanentemente.

 

¾¿Cuántas tesis ha dirigido?

¾Desde que volví dirigí cinco tesis, pero en Venezuela dirigí dos tesis de Maestría que en esa época eran muy importantes y cuatro trabajos de ascenso de Profesores que equivalen a Tesis. Además dirigí dos Tesinas de la Facultad de Ciencias Exactas de dos alumnos que se recibieron de Licenciados en Biología en Venezuela. 

 

¾¿Entonces, cuándo salió su jubilación?

¾En el año 96, a continuación, me nombraron  Profesora  Emérita. Sigo trabajando en el mismo laboratorio y en el mismo tema que evolucionó muchísimo, lipoproteínas y arteriosclerosis. Para ser más certera diría que en realidad se van agregando temas porque hay factores emergentes que ya no son lipídicos que se van incorporando.

 

¾¿Ud. tiene becarios que está dirigiendo?

¾Yo hice un proceso que me parece que es correcto que fue formar un laboratorio y desde que soy  Decana, la Profesora Adjunta con Dedicación Exclusiva, de acuerdo conmigo, comparte la dirección de las tesis. Pero no es que ella sea Codirectora y yo Directora, sino que ella dirige unas tesis y yo otras, y yo voy transfiriendo permanentemente esa filosofía de no acaparar. De manera que ahora la Profesora Adjunta está dirigiendo tres tesis de ex- becarios míos.

 

¾¿En qué piensa continuar al terminar su mandato?

¾Pienso trabajar, siempre y cuando, tenga capacidad de producción.

 


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