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Revista QuímicaViva Número 3, año 3, septiembre 2004 quimicaviva@qb.fcen.uba.ar |
Regina Wigdorovitz de Wikinski, Profesora Titular Emérita de la UBA es la
actual Decana de la Facultad de Farmacia
y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires. Casada, madre de dos hijas
profesionales y abuela, recibió a QV en su cálido despacho del Decanato donde
se desarrolló la entrevista.
––¿Dónde realizó sus estudios secundarios y universitarios? ¿Cómo
se despertó su vocación por la Bioquímica?
––Yo cursé la escuela secundaria en el Liceo Nº 2, de la
Capital Federal. Como era buena alumna, no podía saber si me gustaba mucho más
una materia que otra. Sin embargo, mientras cursaba se despertó mi vocación por
la Bioquímica. En esa época había que ser Farmacéutico para ser Bioquímico, así
que estudié primero Farmacia y después Bioquímica. Antes de ingresar a la
Facultad se me presentó la alternativa de estudiar Química o Bioquímica pero,
posiblemente debido a la influencia de mi familia, que pensaba que era bueno
tener una profesión liberal, me recibí de Farmacéutica. Hay que ubicarse también en el año 1947,
todavía no había un sistema científico desarrollado. Sin embargo, yo tenía una
prima que estudiaba la Licenciatura en Química y otra que era investigadora en
Biofísica en Rosario, siendo Bioquímica.
––¿Ud. empezó los
estudios en el 48, en esta Facultad?
––Sí, pero la Facultad
todavía dependía de la Facultad de Ciencias Médicas. Volviendo a mi
vocación, la elección entre la Biología y la Química, muchas veces dependía, en
gran medida, de los profesores que nos enseñaban. Su influencia ha sido y es
fundamental. Por eso es tan importante que la enseñanza media mejore, porque no
solamente se necesita que los alumnos aprendan sino que tengan una orientación
desde jóvenes.
Junto con profesores
de Odontología y Fonoaudiología y la
Secretaría Académica de la Universidad
hicimos un trabajo para conocer cómo se despertaban las vocaciones. Fue un proyecto muy bien pensado porque
tuvimos referentes claves y además, realizamos entrevistas prolongadas,
conocimos historias de vida. Si puedo
decir algo esencial como resultado de dicho trabajo es que las vocaciones se
despiertan en la escuela secundaria, durante los últimos años, e influyen
muchísimo los profesores, sus personalidades, su entusiasmo y su pasión. En muchos casos en la carrera de Bioquímica se encuentra
gente que no sabe bien si le gusta Medicina o Bioquímica.
––¿Cómo compatibilizó
su carrera con la vida de familia?
––Yo he tenido una familia muy contenedora. Nos conocimos
con mi esposo siendo estudiantes. Nuestra relación se basó en el respeto mutuo,
estudiábamos juntos y luego trabajamos
juntos, aunque al principio investigábamos en los mismos temas y formamos un
grupo de investigación.
––¿Él siempre se
dedicó a la investigación?
––No, él es Anestesiólogo e hizo su carrera primero como
Médico Clínico y después hizo un postgrado en Anestesiología. Hizo su tesis de
doctorado después que yo me había recibido de Bioquímica. Los dos estábamos en
condiciones de estudiar el mecanismo de acción de agentes anestésicos.
Fundamentalmente de anestésicos locales, así que todos mis primeros trabajos,
fueron el estudio de mecanismos de acción de anestésicos locales y formamos un
equipo con otro amigo nuestro que después se fue a Estados Unidos y fue
Profesor Titular allá. No es mi tema actual, pero en esa época era la forma de
iniciarnos en la investigación, a la que nos dedicábamos con toda nuestra
pasión e interés. Por eso pudimos publicar
en el exterior. Mientras estudiaba Bioquímica, trabajaba en una
Farmacia, después tuvimos una Farmacia con mi papá, pero cuando me recibí de
Bioquímica la cerramos.
Retomando la importancia del núcleo familiar, mi papá y mi mamá
nos ayudaron con las nenas y además había posibilidad de tener una
persona de ayuda en la casa.
––¿Entonces fue un
trabajo familiar?
–– Tanto que cuando sacamos un premio de la Academia
Nacional de Medicina, nuestra hija mayor nos mandó un ramo de flores con una
tarjetita que decía: “La procaína, Mariana y yo crecimos juntas”. Yo creo que
de todas maneras, las mujeres tienen un período
que yo no llamaría de atraso, porque después desde el punto de vista
personal es muy rico, pero en la carrera de las mujeres habría que considerar
que debe haber unos cinco años que no son tan productivos y depende de la
cantidad de hijos que uno tenga.
¾¿Estuvo
trabajando en Venezuela?
¾ Sí, desde 1977 al año 85. Trabajé en la Universidad Central de
Venezuela en la Facultad de Medicina en la Cátedra de Fisiopatología que está
situada en el Instituto de Medicina Experimental. Es uno de los mayores lugares
de investigación en Venezuela junto con el IVIC.
¾Mejor sería que procedamos en orden,
usted comenzó a trabajar como Ayudante de primera, luego...
¾Efectivamente, cuando me recibí comencé a trabajar como Ayudante de
primera en la Cátedra de Análisis Clínicos. Fui a la Cátedra para poder hacer
un trabajo de investigación sobre el metabolismo de anestésicos porque el Profesor,
que era un discípulo de Marenzi, tenía buenos antecedentes en investigación.
Cuando lo conocí, le conté cuáles eran
los problemas del mecanismo de acción de los anestésicos tomando como modelo la
procaína y como él había trabajado en una molécula similar, las sulfamidas, se
interesó en la propuesta.
¾¿Entonces
ahí ya estaba trabajando con la procaína?
¾Sí, tuve una beca de la UBA para
ese trabajo en 1961. En relación con la investigación, al terminar la carrera
comencé a pensar en términos bioquímicos, acerca de los mecanismos de acción de
anestésicos locales. En esa época, en la Argentina se usaba muchísimo la
procaína, no como anestésico local sino como anestésico general. Esta práctica
había surgido porque durante la segunda guerra mundial no llegaban gases
anestésicos a nuestro país. De modo que se había desarrollado una forma de
anestesiar que era la procaína por inyección intravenosa, por eso si nosotros
no hubiéramos averiguado el mecanismo no
lo habría hecho nadie.
¾¿Cómo fue ese período inicial?
¾Hasta el año 67 seguí trabajando con la procaína, lidocaína y otros
relajantes musculares. Yo inventé el método de determinación de procaína, en
presencia de ácido de para-amino-benzoico, que es su metabolito y lo utilizamos
muchísimo. En 1967 comencé a trabajar en lípidos y arteriosclerosis.
¾¿Cómo eran los sueldos?
¾Mis ingresos como Ayudante nunca fueron demasiado significativos, pero
mi marido era médico y como tal teníamos un buen pasar. Al principio, cuando
era Farmacéutica, yo ganaba más que mi marido, pero después dejé la Farmacia y
empecé a trabajar como Ayudante. Mi esposo era el Anestesista de Ricardo
Finochietto, trabajaba en el Hospital Rawson y el ingreso de la familia era
excelente.
Luego fui Jefe de Trabajos Prácticos y en el año 1972 Profesora
Adjunta por concurso.
¾¿Cuándo volvió de Venezuela qué
cargo tenía acá?
¾Primero fui Profesora Asociada, ni bien llegué, y en cuanto se abrió el
concurso me presenté a Titular. Eran concursos donde el nivel no estaba
previsto, lo daba el jurado.
Acá en la Facultad estaba el Dr. Lugones como Decano y él
consideraba que era mejor esa forma.
¾¿Cuál es el nombre de la Cátedra?
¾Análisis Clínicos I, que comprende varias especialidades entre las
cuales hay un área de Química Clínica, yo
concursé en esa área Cuando me jubilé
era titular de la Cátedra, yo era la única Profesora Titular en ese momento y
también fui Directora del Departamento a partir del año 1986.
¾¿Cuánto tiempo permaneció en el
cargo de jefe de Departamento?
¾Un total de nueve años porque primero me había elegido el Consejo
Directivo, después establecimos un sistema de elección por pares, así que me
eligieron una vez y me reeligieron la única vez que me podían reelegir, cada
período duraba tres años. Ser Directora del departamento fue un trabajo
sumamente comprometido porque había que llevar adelante las relaciones con el
Hospital de Clínicas. Si tuviera que destacar algo de la tarea realizada fue el
reforzar la integración del Departamento de Bioquímica Clínica con la Facultad.
Cuando volví, el Departamento de Análisis Clínicos que está en el Hospital de
Clínicas, estaba formado por dos Cátedras, ahora son tres. El Departamento está
a cargo del Laboratorio del Hospital, desde fines de la década del 60. A fines
de esa década yo fui parte del movimiento de traslado, y luchamos para eso. Una
vez que nuestras cátedras se trasladaron al
Hospital de Clínicas y se hicieron cargo del Laboratorio, hubo una
segunda etapa, una etapa muy importante porque cada Cátedra de Medicina del
Hospital, tenía un laboratorio, los laboratorios eran chiquitos, eran pobres,
tenían poca gente y pocos aparatos. En
esa época cuando Guillermo Jaim
Etcheverry fue Decano, se trató
de hacer una modificación importante. Él me pidió que me hiciera cargo de una
Comisión para evaluar la situación de los
Servicios Centrales entre los cuales estaban el Laboratorio y Anatomía Patológica. Trabajé mucho como
Presidente de la Comisión. Una de los trabajos
que hicimos fue desarmar los laboratorios periféricos y hacer un gran
laboratorio central muy bien equipado, porque ya veníamos equipados por el BID,
cuando el Hospital de Clínicas se puso en funcionamiento.
¾¿Es un
laboratorio grande?
¾Sí. Tiene quince secciones, allí
también se hace docencia e investigación.
En la actualidad hay catorce profesores.
La Química Clínica es una de las grandes especialidades troncales dentro de la
Bioquímica, por eso desde el principio yo vine
haciendo trabajo de investigación, de docencia y de asistencia. En mi
sector, se pensó siempre en un continuo,
entre la investigación básica, la aplicada y la aplicación a la clínica. Antes
de la reforma, los laboratorios periféricos estaban todos dispersos y dependían
del Profesor Titular de Medicina. Los Bioquímicos estaban siempre en función
secundaria y lo que nosotros hicimos fue absorber a los Bioquímicos. A nosotros
nos preguntaron si los queríamos, y dijimos que sí, pero no a todos, porque
sabíamos que había algunos que eran muy útiles para investigaciones puntuales.
¾¿Toda la gente que trabaja en este
laboratorio es dependiente de Farmacia y Bioquímica?
¾ No, en parte depende del Hospital, son cargos del Hospital, y en parte
depende de la Facultad, en realidad desde el punto de vista funcional en su
trabajo, depende de la Facultad, pero hay reglas asistenciales que todos deben
respetar en el Hospital.
¾¿Qué
opina del trabajo intergrupos?
¾Si uno como
Director hace bien el trabajo, la gente se independiza, pero yo creo que los
grupos de investigación tienen que seguir unidos, que la gente que tiene temas
semejantes y proyectos en común tiene que reunirse y se debe trabajar en
conjunto porque la riqueza de la interacción es algo que no se debe perder. El
Departamento de Bioquímica Clínica, por su propia naturaleza, tiene nueve grupos
de investigación y por lo tanto hay trabajos que son intergrupos. En general yo
creo que la gente primero trata de desarrollarse en una dimensión, en un área y
cuando se siente bastante madura, entonces empieza a interactuar, no sé si eso
es bueno, habría que pensarlo.
¾¿Qué ideas influyeron para que
comenzara a participar en la política Universitaria?
¾La razón que me ayudó a decidirme
fue precisamente que yo venía de un Departamento al que encontré, a mi vuelta
de Venezuela, un poco alejado de la Facultad y cuando me nombraron Consejera,
me di cuenta que el trabajo que se debía hacer era integrarlo a la Facultad.
Antes de mi vuelta, yo había recibido un pedido de parte del Dr. Paladini para
que propusiera una reforma departamental. Me puse a trabajar en el proyecto en
Venezuela, y estaba en contacto con mis colegas continuamente.
¾¿Cómo fue su carrera hacia el Decanato?
¾Como dije antes fui Consejera del 90-94 y luego Vicedecana desde 1992 hasta 1994 porque
falleció la Vicedecana en ejercicio, entonces me eligieron para ocupar ese
cargo vacante. Luego me reeligieron en 1994-1998.
¾¿Cómo resulta ser Decana?
¾Es una posición muy compleja porque el Decano no es un funcionario
público, es un funcionario electo por un periodo determinado que tiene muchas
responsabilidades y menos poderes de lo que la gente cree.
¾ Ahora
pasemos a otra fase, ¿actualmente está investigando?
¾Sí, absolutamente. Desde que empecé con las lipoproteínas seguí
trabajando permanentemente.
¾¿Cuántas
tesis ha dirigido?
¾Desde que volví dirigí cinco tesis, pero en Venezuela dirigí dos tesis
de Maestría que en esa época eran muy importantes y cuatro trabajos de ascenso
de Profesores que equivalen a Tesis. Además dirigí dos Tesinas de la Facultad
de Ciencias Exactas de dos alumnos que se recibieron de Licenciados en Biología
en Venezuela.
¾¿Entonces,
cuándo salió su jubilación?
¾En el año 96, a continuación, me nombraron Profesora
Emérita. Sigo trabajando en el mismo laboratorio y en el mismo tema que
evolucionó muchísimo, lipoproteínas y arteriosclerosis. Para ser más certera
diría que en realidad se van agregando temas porque hay factores emergentes que
ya no son lipídicos que se van incorporando.
¾¿Ud.
tiene becarios que está dirigiendo?
¾Yo hice un proceso que me parece que es correcto que fue formar un
laboratorio y desde que soy Decana, la
Profesora Adjunta con Dedicación Exclusiva, de acuerdo conmigo, comparte la
dirección de las tesis. Pero no es que ella sea Codirectora y yo Directora,
sino que ella dirige unas tesis y yo otras, y yo voy transfiriendo
permanentemente esa filosofía de no acaparar. De manera que ahora la Profesora
Adjunta está dirigiendo tres tesis de ex- becarios míos.
¾¿En qué piensa continuar al terminar su mandato?
¾Pienso trabajar, siempre y cuando, tenga capacidad de producción.
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