Profesor Doctor Carlos Pedro Lantos (1928-2014)
Los Esteroides y Bach

Nora R. Ceballos1, Mario D. Galigniana2,3, Adali Pecci2,4 y Guillermo P. Vicent5

1Departamento de Biodiversidad y Biologia Experimental y 2Departamento de Química Biológica.
Facultad de Ciencias Exactas y Naturales .Universidad de Buenos Aires.

3Instituto de Biología y Medicina Experimental e 4Instituto de Química Biológica CONICET. Buenos Aires. Argentina.
5Centro de Regulacion Genomica (CRG), Barcelona. España

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A partir de los 6 años la vida lo llevó a aprender más de cinco idiomas pero a la hora de hacer cálculos mentales, las cuentas sólo podía hacerlas en su lengua materna, el alemán. Carlos Pedro Lantos, Carlitos, Charlie, Pedro, Doc, o mejor... para la mayoría de nosotros “El Doctor”, nació en Austria el 7 de setiembre de 1928. Dada la situación socio-política de la Europa de entonces y tras la temprana muerte de su madre, la familia se mudó sucesivas veces hasta llegar el 14 de noviembre de 1942 al puerto de Buenos Aires, cuando Carlos recién había cumplido sus catorce años.

En la Argentina, su país por opción, se recibió de Bachiller Nacional en el Colegio del Salvador en 1945; según sus propias palabras, “un Título Normal en un Tiempo Anormal de Estudios con un Contenido Disperso en Circunstancias Anormales”. Más tarde, realizó sus estudios universitarios en la Escuela de Farmacia y Bioquímica de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, obteniendo los títulos de Farmacéutico y Bioquímico, respectivamente, en los años 1950 y 1953. Realizó su Tesis Doctoral con el Dr. Juan Tramezzani titulada: ”Área preóptica y equilibrio endócrino en la rata” en el Laboratorio de Neurobiología, Instituto de Biología y Medicina Experimental, Buenos Aires, que fue defendida a su regreso de los EE.UU. y Canadá, en 1964. En ese mismo viejo edificio donde se concentraban las mentes más brillantes de la ciencia como Bernardo Houssay y Federico Leloir consolidó las bases de la que sería su línea de investigación para toda la vida.

Su carrera prosiguió, primero en el exterior: en 1964 fue Miembro de la Worcester Foundation for Experimental Biology, Shrewsbury, Massachusetts y entre 1964-1965 Asociado de Investigaciones en McGill University, Montreal, Canadá. Luego, a su regreso al país, ingresó en el CONICET llegando a ser Investigador Principal y co-director del Programa de Regulación Hormonal y Metabólica (PRHOM). En la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, escaló todas las posiciones por concurso hasta llegar a Profesor Titular en el Departamento de Química Biológica.

Lantos apeló a sus mejores dotes de docente para enseñar las primeras letras de las ciencias y hacer conocer el rigor del método científico a muchas generaciones de Biólogos y Químicos que disfrutaron de sus clases de Química Fisiológica. Fue uno de los hombres que más sabía sobre esteroides y de regulación homeostática, centrando sus trabajos en aprender algo más acerca de la secuencia: Estrés ? Sistema Nervioso Central ? Hipotálamo? Hipófisis? Corteza Suprarrenal, que constituía el eje del conocimiento secuencial integrado: nervioso, neuroendócrino, endócrino y biológico. Tenía su mente muy ocupada intentando desentrañar los complejos mecanismos moleculares y enzimáticos que regulan la producción y la acción de los esteroides adrenales y desde el principio se adelantaba profundizando el concepto de relación estructura-función. Fue pionero en abordar un problema biológico desde un enfoque interdisciplinario.

Pero además de todas las enseñanzas en ciencia dejadas a muchas generaciones, fue también un ejemplo de valores no demasiado fáciles de hallar. Su capacidad para dejar volar la imaginación, para permitir el crecimiento individual, su falta de egoísmo y su calidez marcaron también algunas de sus enseñanzas para muchos.

Pero no sólo los esteroides fueron su pasión. Al Doctor también le apasionaba la música, y en especial la música barroca de Johann S. Bach. Algunos de sus discípulos compartimos muchas tardes de té, corrigiendo nuestras tesis en su casa de la calle Vidal y escuchando Bach, un invitado más. Se confundían sus acordes para violín, oboe y flauta dulce con el análisis de las conformaciones de los esteroides planos y curvados, lo cual generaba un ambiente mágico difícil de evitar. Mientras se discutía ciencia, el Doctor invitaba, cerrando sus ojos ante la llegada de un acorde de algún pasaje majestuoso de los conciertos de Brandenburgo, a dejar de hablar y sólo disfrutar. Bach fluía en ese ambiente emborrachándolo de belleza.

Bach componía sus obras con un estilo totalmente propio. Su método procedía progresivamente, paso a paso, de lo más fácil a lo más difícil, de lo particular a lo integral. Durante toda su vida trató de mejorar sus obras corrigiéndolas y perfeccionándolas, y nunca se dejó influir por las opiniones de moda. Bach tuvo numerosos alumnos y estudiantes a lo largo de su vida que llevaron su legado en la transición entre el barroco y el clásico. Son muchas las similitudes entre el Doctor y Bach. No eligió un tema fácil para investigar y se apartó de las modas -que en ciencia también existen- y reunió a investigadores y profesionales con distinta formación para intentar entender el papel de la conformación de los esteroides, su biosíntesis y su efecto biológico.

Costará caminar por los pasillos del cuarto piso de la facultad y no ver más a ese señor con guardapolvo marrón, sonrisa fácil y apariencia campechana que en esas mañanas tempranas centraba su imaginación en ese modelo de globo terráqueo para entender la modulación del estímulo estresante sobre las respuestas homeostáticas.

N.R. Ceballos, M.D. Galigniana y A. Pecci son Profesores e Investigadores de CONICET. G.P. Vincent es Investigador en el CRG


ISSN 1666-7948
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Revista QuímicaViva
Número 3, año 13, Diciembre 2014
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